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12/7/17

ReWired // Coldplay: A Rush Of Blood To The Head

Coldplay
A Rush Of Blood To The Head
Parlophone Records
08/Ago/2002


"La captura del momento exacto"

Analizando bien lo que representa un disco como A Rush Of Blood To The Head no sólo para Coldplay sino para la música misma, el antes y el después de su publicación durante este siglo XXI, podría decirse que la banda inglesa liderada por Chris Martin no sería ni la mitad de lo que es hoy de no haber existido un antecedente de este tamaño, aún con todo y que el sonido de Coldplay actualmente dista años luz. Porque a decir verdad, Parachutes sólo vislumbraba a una nueva promesa que había dado vida a un hit masivo llamado "Yellow" (el tipo de canción "Wonderwall" que toda nueva banda necesitaba), pero fuera de eso, el debut de los originarios de Londres no guardaba una linea, una propuesta solida; chispazos de energía por aquí y allá, baladas de piano, momentos de acústica pero en el total se notaba algo tímido, retraído y hasta torpe por la misma inmadurez, por el incierto futuro del cambio de siglo y la incertidumbre de los finales 90's donde se creía el Rock estaba muriendo.

Así que con un éxito mediano y con cierta expectativa, Coldplay volvió al estudio en 2001 tras los atentados del 11 de Septiembre en Estados Unidos, algo que los miembros se han empeñado en decir fue algo que influenció directamente al álbum pero de lo que no hay una referencia del todo clara, ni siquiera en las letras, sin embargo al menos aquellos días caóticos se reflejan en el cambio de humor, en el mood, en la ejecución, en lo a veces inerte y grisáceo del sonido por mucho del derrumbe emocional que hay a lo largo de esta placa. Porque hay algo que me queda claro, la intención de Coldplay al menos con AROBTTH no era ser una banda de tendencia mundial; revisando a las nuevas y grandes estrellas del Pop de ese entonces, la ola iba por otro lado muy distinto, de cierto modo Martin y compañía aún portaban su natal sonido inglés sin el afán directo, de golpear la campana mundial.

Las cosas quedan claras desde "Politik", un corte que con sus golpes de inicio ya advierten algo, no es una bienvenida amigable pero sí acorde para el mensaje que parece ser hacia Dios pidiéndole explicaciones por lo que pasa acá abajo en la Tierra. Desde aquí se manifiesta que el peso de las guitarras es mayor, que el piano es un instrumento primordial y que Will Champion tiene mucho espacio sonoro con la batería. Pero entre ésto, hay algo demasiado extraño, y es que la mezcla final es algo que nunca me ha dejó convencido, el disco desde su estreno ya sonaba viejo, la producción es a veces demasiado saturada y me refiero a que parece que se quedó a la mitad, no se pulió demasiado y eso provoca que el acabado se sienta denso y pesado; al final, si fue a propósito, ayudó a que este tipo de balada (que casi todos los tracks lo son) tuvieran una gran particularidad y una línea general. Por ello es que el primer single, "In My Place", triunfó en todos los aspectos, ya mencionaba lo de la batería de mayor volumen, y algo tan tempranamente alabado de Chris Martin como su falsete, lo presume de nuevo en un doloso estribillo, que además, se asocia a un órgano que subraya los versos y un punteo de guitarra del que no hay duda, hoy está en la memoria de casi todo mundo.

Pero si de memorias y herencias hay que hablar, "Clocks" es la canción que inmortalizó a Coldplay, el uso del piano para dar una linea escalonada y en reversa se volvió algo que le dio la vuelta al globo (no hay que olvidar el cover para el álbum de Rhythms Del Mundo). La línea se dice que nació de un chispazo de creatividad nocturna de Martin, y de hecho, es tan buena que sustenta prácticamente toda la canción, podríamos decir que realmente es una composición muy limitada, y lo es, pero también es la más grande prueba de cómo el cuarteto puede hacer una maravilla con pequeñas variaciones; como ejemplo el primer aparente estribillo es un despunte de bajo.

Cosas muy particulares del álbum y que se volvieron marca registrada son los slides lánguidos, perezosos e infinitos; de esto hacen gala en la canción que da nombre al disco, "A Rush Of Blood To The Head", que desde el primer segundo deja respirar un aire de decepción en una relación, de un final irremediable con un Chris Martin resignado sobre una guitarra acústica, es donde - "Honey..." - y el trazo de guitarra dirige todo a un último reclamo por averiguar quién le ha hecho más daño a quién. Lo mismo se puede decir de "Got Put A Smile Upon Your Face", con un brote de nerviosismo permanente y percusión palpitante, dando el espacio a la guitarra acústica pero despertando el poder en el momento adecuado, un pequeño riff que remarca el nombre de la canción con el estilo ya mencionado y que construye todo para llegar a un climax rumbo a la recta final. Climax y caos controlado que también entregan de una manera mejor dosificada en "Daylight".

A Rush Of Blood To The Head prueba y comprueba que el ritmo lento, el andar a bajas revoluciones es lo que más le va a Coldplay. Son, o al menos lo fueron aquí, maestros de la balada. "The Scientist" fue otro caso de éxito rotundo, porque es quizá su momento más desolador, el momento donde el dolor es demasiado para el corazón y Martin y su banda lo plasman de manera excelente que logra contagiar el sentir por más que la canción se les alargue un par de minutos. En la vía más clásica como una balada de Rock Alternativo, "Warning Sign" también hace méritos con un estribillo donde para ser precisos, habla de la vuelta al amor después de la tempestad, cuando el fuego ha pasado y es necesario volver pidiendo perdón, y con diferencia, lo terso de su ejecución se libera de la tensión de la mayoría de cortes a su alrededor. Por otro lado la composición más primaria de algún modo y que reivindica a varios momentos de Parachutes es "Green Eyes", cual podría jugar el papel de "Yellow", incluso creo que "Green Eyes" es mucho mejor aunque por supuesto menos popular, funciona como la declaración de amor pero lo hace de una forma más cadente, más sobria y con mucho mejor definición.

El significado dado por sus creadores de A Rush Of Blood To The Head dice que es un impulso que conlleva a una acción, de cierto modo Coldplay logra significar eso en el disco, muchos mensajes son el antes, el durante y el después de ese impulso. Es sin duda el mejor disco que jamás hicieron y que nunca lograran repetir. La popularidad les hizo daño al grado de abandonar su linea para preocuparse de poco en poco más por los hits de radio que por lo que representa una obra completa (para prueba lo sucedido con A Head Full Of Dreams o la infame colaboración más reciente con The Chainsmokers). De antemano sabemos que Coldplay no inventó nada con este disco, que no es una obra compleja ni mucho menos que haya revolucionado lo establecido, pero al igual que Oasis unos años antes, hasta para hacer de lo sencillo himnos que trascienden el tiempo y espacio, no es algo que logra cualquiera, de no haber existido estas 11 canciones lo más seguro es que Coldplay se hubiera muerto como una banda de un One Hit Wonder llamado "Yellow", y por más que hoy 2017 no sean lo que se nos prometió hace 15 años, al menos A Rush Of Blood To The Head más que un clásico, tiene el renombre de ser uno de los mejores discos de todos los tiempos.

95%




01. Politik
05. Clocks
06. Daylight
07. Green Eyes
08. Warning Sign
09. A Whisper
10. A Rush Of Blood To The Head
11. Amsterdam

Por: José Marr

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